Había dejado la yegua atada a una cierta
distancia. La verdad era que la chica del establo le había dado un buen animal.
Aunque se molestó con ella al principio por cómo adivinó su falta de destreza,
luego comprendió que lo único que pretendía era ayudarle. Tenía pensado
agradecerle el gesto de alguna forma. En Los Dedos se sentía muy solo, casi
como un paria. Los criados guardaban distancias y su padre no le hacía ningún
caso. Durante las comidas no le dirigía la palabra y únicamente hablaban cuando
Petyr le pedía un nuevo libro. Decidió ir al bosque a buscar la inspiración
para la carta de Cat y los recuerdos inundaron su corazón. Verse en medio de la
arboleda lo trasladó a los años pasados en Aguasdulces, sus escapadas con Lysa,
los baños en el Tridente durante el verano y las travesuras de las hermanas
Tully, como cuando le hicieron comer unos pasteles de barro y cayó enfermo.
Miró
a su alrededor buscando menta. Allí escaseaba, así que hizo acopio de un buen
montón de hojas. Se echó unas cuantas a la boca y se tumbó sobre la hierba.
Cerró los ojos y ante él apareció Cat, con el pelo caoba suelto, sonriéndole de
forma seductora. Visualizó su rostro y después su cuerpo, imaginándola desnuda.
Empezó a excitarse al unir esa imagen con su experiencia sexual con Lysa y su
doncella de nieve. Las dos hermanas se mezclaban en su cabeza, eran muy
parecidas, pero sólo amaba a Cat. Recordó el tacto de los pechos de Lysa,
redondos y pequeños, con los pezones duros por la excitación. El corazón y la
respiración se le aceleraron y bajó la mano por el pecho hasta la entrepierna,
metiéndola por el calzón, palpando la rigidez de su sexo. Un ruido lo
sobresaltó. Se levantó sintiéndose ridículo. Era la primera vez que hacía algo
así, nunca antes se había tocado de esa forma…
Se
incorporó y vio un caballo atado cerca de la yegua. ¿Quién sería? Por un
momento sintió miedo. Los bosques de Los Dedos no eran tan seguros como los de
Aguasdulces porque la protección se limitaba a la residencia de los Baelish. Él
era sigiloso por experiencia, se acercaría sin que el recién llegado lo notara.
Se aproximó al lugar sin hacer ruido. No se oía nada especial, pero pronto
distinguió una figura adoptando extrañas posturas mientras empuñaba una espada.
Cuando se acercó reconoció a Rashara. ¡Esa chica estaba en todos lados! «¡Hola!
¿Qué estás haciendo por aquí tú sola?» La muchacha abrió los ojos y adoptó la
posición de guardia, buscando a quien había hablado con la mirada. Petyr alzó
los brazos en señal de paz. «Oh, sois vos, no os oí llegar, mi señor.» Petyr
sonrió. «Soy muy silencioso. Siento haberte asustado. Puedes continuar con lo
que estabas haciendo.» Rashara no se movió, sino que se le quedó mirando con
descaro. «De acuerdo. Vos también podéis seguir con lo vuestro. Si me
disculpáis…» El muchacho se sonrojó. ¿Lo habría visto tocándose? «Prefiero ver
lo que haces tú. Me resulta curioso tu ritual. ¿Puedo?» La chica se encogió de
hombros, mostrando que estaba de acuerdo. Volvió a cerrar los ojos y siguió con
sus ejercicios. Petyr estaba fascinado. En Aguasdulces nunca había tenido un
maestro de esgrima y trató de entrenarse por su cuenta, fracasando en el
intento. Aquello no era lo suyo y casi lo pagó con su vida. Se tocó la cicatriz
inconscientemente al mismo tiempo que se echaba una hoja de menta a la boca. La
muchacha se movía con agilidad y sujetaba la espada con destreza. Pasados unos
diez minutos, abrió los ojos y fue a sentarse a su lado. «¿Habéis aprendido
algo?» Petyr se sobresaltó ante lo directo de la pregunta. Rashara tenía los ojos
muy oscuros, casi negros. No era guapa: la nariz era un poco aguileña y el
rostro un poco anguloso, aunque el pelo corto le daba un aspecto atractivo. «¿Por qué
llevas el pelo corto y vistes como un chico? ¿No deberías estar trabajando con
las mujeres de la casa?» La muchacha le mantuvo la mirada. «¿No son muchas
preguntas de golpe, mi señor?» El descaro de Rashara lo tenía confundido. Él
era el hijo de Lord Baelish y ella un mozo de cuadras. Sin embargo agradecía el
tono cálido y cercano con el que le hablaba. ¡Al fin tenía alguien con quien
charlar! «Perdona… Es que hace tiempo que no mantengo una conversación con
alguien de mi edad…» La muchacha sonrió. «No estaréis preguntando los años que
tengo, ¿verdad? Eso nunca se le pregunta a una dama», dijo soltando una
carcajada después. Petyr se puso colorado. «No era mi intención… Yo tengo casi
dieciséis años y tú debes ser un poco mayor.» «De la edad de Cat», estuvo a punto de decir. A pesar de no nombrar
a su amada, otra vez había metido la pata. ¿Qué le pasaba? Menuda torpeza. No
se reconocía a sí mismo, era como si estuviera desentrenado en astucia, su
especialidad. «No me importa deciros mi edad. Es más, sois mi señor y tenéis
todo el derecho a preguntar lo que queráis. Tengo dieciocho años, llevo el pelo
corto desde que era pequeña y hubo una plaga de piojos en una cuadra de
caballos donde estaba trabajando.» Al decir esto tocó una bolsita de cuero que
pendía de su cuello. «Y me visto de chico porque un vestido no es lo más cómodo
para limpiar establos.» Petyr estaba entusiasmado. No había conocido más chicas
que las hermanas Tully. Lysa era bastante alocada, pero no dejaba de ser una
dama de alta cuna. Cat era de una rectitud intachable, digna de su condición
social. Lo que no imaginaba es que existieran muchachas como Rashara, tan
independientes y fascinantes. «Gracias por tu sinceridad. Me has alegrado el
día y me gustaría compensarte de alguna forma. ¿Te gustaría dejar de ser mozo
de cuadras?« La muchacha torció el gesto. «¿Qué os hace pensar que me
desagrada? Me encantan los caballos.» Error de nuevo… «Está bien. Elige tú
entonces lo que quieres que te dé.» Ella no tardó ni un segundo en responder,
como si hubiera estado esperando el momento adecuado para hacer su petición. «Quiero que me enseñéis a leer y escribir.»
Oh I LOVED this chapter! they talk again but in a different way! she is amazing, open, clear and Petyr, he's a lovely boy, and he seems starting to go on, finally.
ResponderEliminarAnd Rashara who asks him to teach her to write and read! awesome :)
Can't wait for the 6th!
Dora.
Petyr has found a friend in The Fingers at last :)
EliminarYa sabía yo que me recordaba al primer fic... ¡a Petyr también le recuerda lo mismo! Jajaja. Y casi que se pone a investigar sobre cómo darse placer a sí mismo mientras recuerda. Vaya, vaya con Petyr xD
ResponderEliminarY bueno, a ver cómo se desarrollan esas clases de lectura y escritura ;)
Estás siendo seducida por Petyr, ¿eh? Ya hasta te adelantas a sus pensamientos e.e
EliminarUna le conoce después de tantos años conviviendo juntos, jaja.
EliminarOig, con eso de que eres Cat, qué bien lo conoces, jajaja.
EliminarEstos dos son más compatibles de lo que pareciera ^^jeje, me alegra saber que Petyr ya no estará tan solo , se merece vivir momentos de felicidad, lindo capi, gracias Athena.
ResponderEliminarGracias a ti. Me alegro de que te esté gustando :)
EliminarAy que me muero! Que me gusta como coses las historias, como cuentas tanto con tan poco. Emocionada.
ResponderEliminarCristina.
¡Gracias! Las musas estuvieron conmigo... Aunque escribir sobre Meñique me encanta :3
EliminarWow...sigo impresionada con Rashara... me encanta!!!!!!!!!!...y amo como Petyr se fascina por ella...
ResponderEliminarQue genial forma de relatar!!!....
Xim a Cuerda