Capítulo 17

  Quedaron en el sitio de siempre. Rashara llegó más tarde porque a última hora su madre la requirió para que la ayudara a llevar unos fardos de tela a su casa. Tuvo que mentirle para salir de allí. Odiaba hacerlo pero la ocasión merecía la pena. Y es que ardía en deseos de oír toda la historia de Petyr, estaba muy intrigada con su vida en Aguasdulces.

Pronto vio a la yegua de Petyr y al chico sentado en el tocón. «Hola ¿por qué has traído los pergaminos? Pensaba que ibas a contarme tu vida.» «Esto es parte importante de lo que vas a oír hoy aquí. Voy a necesitar tu ayuda.» Rashara estaba nerviosa. ¿Qué escondería el pasado de ese muchacho que lo había convertido en alguien tan reservado y celoso de su intimidad? Se sentó en el suelo y rogó a Petyr que se quedara en el tocón. Se echó una hoja de menta a la boca y comenzó a hablar. «Verás… Como te dije, estuve nueve años en Aguasdulces. Los hijos de Lord Hoster eran Edmure, el menor, y dos niñas un poco mayores que yo, Catelyn y Lysa.» «Vaya, eran dos hermanas, la cosa se pone interesante» pensó Rashara. «Durante ese tiempo fuimos como hermanos, pero el año pasado me enamoré de Cat y me declaré. Ella estaba prometida a un norteño, Brandon Stark, al que reté en duelo y casi me mata. Así conseguí esta maravillosa cicatriz que me recuerda mi fracaso.» Al chico le temblaba la voz. «Mientras estuve malherido, Cat me visitó y se acostó conmigo aprovechando mi semiinconsciencia.» Al decir esto se puso colorado. «Cuando Lord Hoster se enteró, me expulsó de Aguasdulces acusándome de haber seducido a su hija. Eso es todo.» «¿Y Lysa? ¿Ella no tuvo ningún papel en la historia?», preguntó Rashara. «No», respondió tajante Petyr. «Ella fue sólo una compañera de juegos.» A Rashara le dio la sensación de que le ocultaba algo, pero prefirió no decirlo. «Muchas gracias por confiar en mí. La verdad es que no es una historia muy agradable… Te echaron sin que tú fueras culpable de nada, qué injusticia.» Petyr bajó del tocón  y se sentó a su lado. «Me sentí como un perro y me juré no volver a ser débil por amor, por eso a veces soy un poco frío en lo que se refiere a mi pasado, pero tú has fundido ese hielo que rodeaba mi corazón.» Le cogió la mano. Rashara notó la sangre subirle a las mejillas. ¿Era eso una declaración? Petyr la miraba fijamente, con la boca sonriente. El olor de la menta que masticaba invadió el aire que había entre ellos. Oía los latidos de su propio corazón acelerado. Sin pensarlo, cerró los ojos y puso sus labios sobre los de Petyr. Nunca había besado a nadie, pero el sabor del muchacho le pareció delicioso. Él respondió al beso, abriendo la boca de manera experta. Rashara jugó instintivamente con su lengua, buscando la de él. Puso una mano sobre el pecho herido y empezó a meterla por la camisa. De pronto, Petyr se apartó, respirando con dificultad. «No puedo… Yo… No puedo. Sólo amo a Cat.» Y se fue sin explicarse.