Nunca había estado en el Nido de Águilas.
Sin embargo el lugar le resultó familiar. Era como si lo hubiera soñado,
aparecía difuso en algún rincón de su mente. El castillo era pequeño y tenía
siete torres muy altas de color blanco. El acceso era muy complicado, puesto
que había que llegar ascendiendo la montaña hasta el Pico Lanza de Gigante
desde las Puertas de la Luna, pasando por Piedra, Nieve y Cielo a lomos de
mulas. Después quedaban los tramos más difíciles, que había que hacer a pie,
hasta alcanzar otro tramo de peldaños que daba finalmente a la entrada. Era un
lugar inexpugnable, un ingenio arquitectónico.
Petyr
entró a un pequeño jardín al que daban las habitaciones principales. Lo
hicieron pasar a la sala principal, la Sala Alta, donde se encontraba la famosa
Puerta de la Luna que daba directamente al vacío y que se usaba para las
sentencias a muerte. El muchacho sintió un escalofrío al pensar en una caída
desde allí, volar hasta estrellarse contra el suelo, un final horrible para
cualquiera.
Un criado entró y le rogó con un gesto que lo siguiera. Cruzó unos pasillos con puertas a cada lado hasta llegar al final de uno bastante estrecho. Había una puerta de madera cerrando un cuarto. El criado llamó y lo anunció. Una voz familiar contestó tras una pausa: «Dile que pase, por favor.» Petyr respiró hondo, se sacó la hoja de menta que llevaba en la boca y se dispuso a entrar.
Un criado entró y le rogó con un gesto que lo siguiera. Cruzó unos pasillos con puertas a cada lado hasta llegar al final de uno bastante estrecho. Había una puerta de madera cerrando un cuarto. El criado llamó y lo anunció. Una voz familiar contestó tras una pausa: «Dile que pase, por favor.» Petyr respiró hondo, se sacó la hoja de menta que llevaba en la boca y se dispuso a entrar.
La habitación estaba muy
iluminada, decorada con tapices exquisitos y muebles de calidad, pero el aire
era polvoriento y pesado. Buscó a Lysa con la mirada y la encontró sentada
junto a la ventana. Se quedó impresionado por el cambio que había sufrido en
apenas dos años. Su elegante ropaje no ocultaba que ya no era esa preciosa niña
de rostro pecoso y redondo que conoció en Aguasdulces. Ella le sonreía como esperando
una palabra amable. A Petyr le dio la sensación de que no era consciente de su
desmejorado aspecto, como si nunca se hubiera mirado a un espejo y creyera ser
bonita aún. «Hola Lysa, estás radiante», mintió. Ahí estaba: la impostura, el
fingimiento. Los remordimientos vinieron a él, incomodándolo, pero los expulsó
de su mente. La muchacha se puso de pie y, con un estudiado movimiento, dejó la
mata de pelo caoba caer hacia un lado. Sus ojos conservaban la picardía de la
niñez, pero estaba como envejecida. ¿Cómo era posible una transformación tan
grande en tan poco tiempo? Ella se acercó contoneándose de una forma que a
Petyr le pareció más ridícula que seductora,
pero no lo manifestó, sino que alargó su mano hacia Lysa, invitándola a
tomarla. La joven obvió el gesto y se tiró a su cuello directamente. «Oh,
Petyr, ¡cuánto te he echado de menos, he llorado muchísimo desde el día que te
fuiste de Aguasdulces!» Apretó su cuerpo contra el pecho del muchacho. «Pero
estás aquí y no te dejaré marchar de mi lado.» Petyr tragó saliva sin saber qué
hacer. Respondió al abrazo de Lysa y la notó ligeramente más gruesa, con el
talle menos esbelto. ¿Estaría embarazada? Ella pareció avergonzarse cuando le
tocó la cintura y se explicó sin deshacer el abrazo. «Jon sólo me quiere para
darle hijos y mi cuerpo no es el mismo después de dos abortos. Pero sigo siendo
joven y te quiero, te quiero ¡te quiero!» Repetía esa frase con desesperación.
Se separó de él y lo miró a los ojos. Petyr leyó en ellos algo parecido a la
esperanza. «Eres toda una gran señora, como tú merecías. Conmigo no hubieras
sido nadie, eso ya lo sabes. Tu padre me apartó injustamente de Ca… de ti,
Lysa.» Bajó la cabeza simulando tristeza. «No sabes cuánto los odio, mi amor. A
todos, a mi padre, a Edmure y, sobre todo, a Cat. Por su culpa casi te pierdo
en aquel duelo…» Acercó su cara a la de él y abrió la boca. Petyr dedujo que
quería que la besara. Se pasó la lengua por los labios brevemente y los puso
sobre los de Lysa. La joven movía la boca con rapidez, como queriendo recuperar
el tiempo perdido en un solo minuto. Él respondió pensando en Cat… y también en
Rashara. En aquellos días en Los Dedos no pudo devolver un simple beso, tan
cándido y sincero, y rechazó a la joven
dorniense, pero ahora sí era capaz de poner pasión en un beso no deseado, como
hacía en Aguasdulces con la propia Lysa. Ella rompió el beso casi sin aliento y
soltó una carcajada enloquecida. «Mmm… qué bien saben tus besos…» Petyr se
asustó al principio y le instó a guardar silencio porque no quería que su
marido la oyera. «¿Ese viejo sordo? ¡Está camino de Desembarco! Le convencí
para que se fuera antes ¡Te tengo para mí unos días!» Él la frenó poniéndole
una mano en la boca. «No digas disparates, Lysa. Reconozco que no he podido
olvidarme de la última vez que nos vimos, pero debemos ser cautos.» La joven pareció
no entender. «Escúchame con atención: no hagamos algo de lo que tengamos que
arrepentirnos. Por mí está bien así. Y por ti también. Estás casada con Jon
Arryn y debes ser la madre de sus hijos, ¿me entiendes?» Lysa comenzó a llorar
desconsolada. Petyr la abrazó para calmarla. «Bueno… no hay que ser tan duros.
Podemos vernos y, en fin, ya sabes… Hay otras cosas que…» La muchacha se secó
las lágrimas y sonrió. «¡Eres un pícaro, Petyr, no has cambiado nada!», dijo
dándole un golpecito suave en el pecho. Él se lo tocó instintivamente y su
gesto cambió. «Oh, lo siento… Por cierto, no me has preguntado por mi hermana.» «No me interesa saber nada de ella. Supongo que será feliz en Invernalia con su
joven y flamante esposo con el que tendrá rollizos bebés morenos con caras de
lobo.» Su tono era de reproche, todavía le costaba disimular que le daba rabia.
Lysa no lo interpretó de esa manera. «Así es. La misma noche de bodas, Eddard
le dejó un bebé en el vientre mientras que Jon apenas tuvo fuerzas para hacer
nada. Ni siquiera se dio cuenta de que no sangré…» Se interrumpió, mordiéndose
el labio. Petyr no se percató de lo último que dijo, porque sólo pensaba en Cat
siendo madre de un niño del norte. «Pero no sabes lo mejor», continuó entonces
Lysa, «¡Su querido esposo le trajo un bastardo de la guerra! ¿No es fantástico?
¡Jajajajaja!» «Dioses» pensó el muchacho, «La odia de veras, demasiado. Si supiera
que aún amo a Cat…» Estaba pasmado por el comportamiento de Lysa. Tendría
que tener cuidado para manejarla y que sus planes no se fueran al traste. «Sí,
conociendo a tu hermana y su sentido del honor, eso debe haberle dolido. Pero no
me parece bien reír de las desgracias ajenas. Yo la he perdonado y olvidado, y
tú deberías hacer lo mismo.» Cambió el tono de su voz por uno más alegre y
confiado. «Ahora cuéntame qué es eso que querías decirme y por lo que me has
hecho llamar aquí.» Lysa lo invitó a sentarse y le reveló su plan.
Muy buen capítulo. Lysa se arriesga demasiado tirándose al cuello de Petyr. Entra alguien y se monta. Pero Petyr empieza a pensar rápido y ve que Lysa está un poco desvariada.
ResponderEliminarSigue así
Julia Stark
A lo tonto tonto, Lysa se beneficia a Petyr. Esto no puede ser.
EliminarMe ha gustado mucho el reencuentro, está escrito genial es justo como yo me imaginaba que sería. Comienza el juego de las sillas en Poniente. Esperando el próximo y a ver cómo le cuenta lo que creo que le va a contar jajajajaja ;)
ResponderEliminarCristina.
¿Qué crees que le va a contar? Me parece que vas desencaminada... XD
EliminarLysa.... que forma de odiar a Cat. Simplemente su destino fue malo... ¿Justifica su amor por Petyr el odio a su hermana?
ResponderEliminarGran capítulo!!!
Xim a Cuerda
Es un odio que viene de la frustración y de la envidia. Cat es amada por Petyr y es feliz en su matrimonio en Eddard. Encima tiene hijos sanos y fuertes.
EliminarLa envidia y los celos son muy malos.
ResponderEliminarExcelente capítulo, lo has descrito todo tal y como me lo imaginaba. Tengo calada a esta Lysa ;)
Jajaja, la tenemos calada, pero menudo peligro tiene...
EliminarOh Lysa, I don't like her, never! I knew that she wanted Petyr, we'll see her plan but I'm sure she wanted him for something else...
ResponderEliminarshe seems always a child... :s maybe here Petyr will know that the woman who he was with, wasn't Cat but Lysa!
Btw, I liked the fact that the kiss made him think Rashara, after Cat of course, but he thought her! :)))
Dora
Lysa is obsessed with Petyr, and this is dangerous...
EliminarPetyr didn't forget Rashara, she was his friend in The Fingers <3
Ah que Lysa, me dio pena verla tan cambiada y lo que ha sufrido, de veras que me cae mal que Petyr no supere a Cat, a ver que planes tiene para él la joven Lysa.
ResponderEliminarOlvidé decir que Nido de Águilas me parece fantástico.
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