Durante dos meses, la vida de Petyr cambió. Estar con Rashara le había
hecho olvidar sus aspiraciones de ir a Desembarco. Se conformaba con su puesto
en las aduanas y estar con ella. Cat seguía en su pensamiento, como una meta
inalcanzable e imposible. Continuaba adorando su persona a pesar de todo, era
un ideal lejano y asumió que nunca desaparecería del todo de su corazón. Sabía
que el primer amor jamás caía en el olvido, pero no era infeliz por ello.
Cuando estaba con Rashara, su mente estaba entregada por completo a la joven
dorniense y el recuerdo de Cat apenas aparecía. Por otra parte, en ese tiempo
no recibió ninguna carta de Lysa. A lo mejor había tenido por fin un niño y se
había olvidado de él, cosa que no lamentaba. Después de años, podía decir que
era dichoso.
Se veía
prácticamente a diario con Rashara. Él le entregaba las cartas de su madre y
enviaba las suyas a Los Dedos. Disfrutaba con ello tanto como con la cara de la
muchacha cuando leía alguna de las misivas de Ryene. Muchas veces comían juntos
y las tardes las pasaban cerca del puerto, viendo la puesta de sol mientras
compartían un cuerno de cerveza ligera y algo de comida. Luego se despedían en
la puerta de la tienda del orfebre con un largo beso. Se dio cuenta de que no
necesitaba nada más y que sus deseos de grandeza eran tonterías de niño
despechado.
Esa
tarde decidió invitar a Rashara a cenar y así se lo dijo a mediodía. Estaba
nervioso porque quería hacerlo bien. Arregló la casa como mejor supo y compró
vino rojo de Dorne y comida ya preparada en una de las mejores tabernas de
Puerto Gaviota. Dispuso la mesa con mimo y esperó a que se hiciera la hora. Rashara
llegó puntual. Petyr se quedó boquiabierto ante lo bella que estaba. Llevaba el
pelo suelto y un vestido magenta, sencillo, pero que resaltaba su cuerpo. Se
había puesto un poco de color en las mejillas y en los labios y olía a azahar,
una esencia que Petyr sabía que era cara. ¿Merecía él todo eso? A veces se
sentía culpable.
Se
besaron brevemente y tomaron un poco de vino. Rashara movía la copa entre sus
dedos, nerviosa, y no paraba de hablar con un poco de temblor en su voz. «Tengo
algo para ti.» Le tendió un paquetito primorosamente adornado a Petyr. «¿Qué
es? Hoy no es mi Día del Nombre.» «¿Es necesario que sea un día especial para
hacer un regalo a la persona que amas?» Aquello impresionó al chico. «Me
ama. Es un sentimiento auténtico, poderoso. Como ella.» Lo desenvolvió con
cuidado y descubrió que era el broche del sinsonte. Estaba hecho en plata y era
pequeño, pero no le faltaba detalle. El pajarillo, posado en una rama,
presentaba sus alas plegadas y una hermosa cola, mientras la cabeza giraba
hacia un lado. «Es una maravilla, no tengo palabras. Sencillamente perfecto.
¡Eres una artista!» Ella se lo colocó en el cierre de la túnica. «Lo ha hecho
Ollyan siguiendo mi diseño. No quiero que lo pagues. Como te he dicho, es un
regalo.» Lo miró con orgullo. «Te queda muy bien. Me alegro de que te guste. He
puesto todo mi amor en él…» Petyr no la dejó terminar. La besó con fuerza
mientras la abrazaba. Rashara se apartó riendo. «¡Eh, no quiero que la cena que
has preparado se enfríe, jajaja!» Él asintió y la invitó a sentarse a la mesa.
Charlaron de cosas sin importancia mientras comían. A Petyr le encantaba oírla
narrar las anécdotas que le ocurrían con el orfebre. Lo que le intrigaba era
todo lo que le pudo ocurrir durante la guerra de Robert. «¿Por qué no me
cuentas nada sobre tu vida cuando te fuiste?» «Bah, es algo aburrido, en
serio.» Pero Petyr intuía que no había sido del todo así. Prefirió no insistir
para no deslucir la velada, que estaba siendo perfecta.
Tras los
postres, se sentaron en un pequeño mueble alargado lleno de almohadones. «Es
tarde, debería irme ya. Ollyan empezará a preocuparse.» Petyr le agarró la
mano. «Quédate esta noche. El orfebre no tiene razones para temer por ti. Sabe
que estás conmigo y que yo no permitiría que nada te pasara.» La miró
fijamente, sonriendo con picardía. Ella negó con la cabeza. «En serio, no
puedo, yo…» Petyr tomó su cara y la besó con pasión, poniendo lo mejor de él
sobre su boca. Se separó un poco de ella. «¿Todavía quieres irte?», le preguntó
tocando los labios de la muchacha con su dedo. Sabía cómo ser persuasivo.
Rashara respiraba con agitación. «N-n-no… no lo sé…» Volvió a besarla, esta vez
acariciándole la espalda y metiendo los dedos por su pelo suelto. Rashara lo
abrazó y lo dejó hacer. Él la recostó con cuidado sobre los almohadones sin
dejar de besarla y empezó a desabrocharle los botones del vestido, buscando la
piel entre la tela de su camisola interior. Ella le pidió que fuera más
despacio. «¿Eres virgen, Rashara?» La joven dijo que sí, avergonzada. «¿Por qué
te sonrojas? Ojalá yo también lo fuera…» Posó sus labios sobre el largo cuello
de ella, oliendo el azahar, y después pasó la lengua por su garganta. Rashara
lo apartó un poco y le quitó el broche para abrirle la túnica. Petyr respiró
hondo. Nadie había visto su cicatriz, sólo las hermanas Tully. Ella lo
interrogó con los ojos y él hizo un gesto afirmativo. Desabrochó los botones
con lentitud. Una línea rosada resaltaba sobre la piel ligeramente morena,
interrumpiendo el crecimiento del vello. Rashara lo besó con ternura mientras
que Petyr le acariciaba la cabeza. Después se fundieron en un abrazo y sus
bocas se encontraron. A partir de ahí, todo se precipitó. Sin saber ni cómo, ya
estaban desnudos, él sobre ella, gimiendo y moviendo sus cuerpos al ritmo de
una música que sólo ellos escuchaban. Mientras le lamía los pechos, Petyr entró
en ella despacio, casi temeroso, pero Rashara le instó a hacerlo con decisión,
porque lo deseaba. Gritó al principio por el dolor, luego por el placer. Puso
sus piernas alrededor de las caderas de Petyr, invitándolo a empujar. Él,
alentado, lo hizo mientras la besaba en la boca. Le excitaba la manera en que
Rashara le hundía los dedos en la espalda y en las nalgas al tiempo que él metía la lengua en su boca. No pudo contenerse
y, aumentando el ritmo, se derramó en ella. La muchacha continuó moviéndose,
puesto que aún no estaba satisfecha, alcanzando el clímax poco después con un gemido profundo.
Se
quedaron inmóviles, agotados y sudorosos, piel sobre piel. Petyr estaba impresionado
con la experiencia. A Cat la tuvo entre sus brazos en medio de la inconsciencia
de la leche de la amapola y con Lysa todo fue muy rápido allá en Aguasdulces.
Con Rashara fue como una primera vez. Se recostó junto a ella. «Déjame que te
mire desnuda. No he podido contemplarte con tranquilidad.» Ella se tapó como
pudo. «¿De qué te avergüenzas? Tienes un cuerpo precioso.» No era blanca como
las Tully, sino cetrina, un color propio de las gentes de sur. Tenía un vello
muy oscuro entre las piernas, que en ese momento cerraba con pudor. Él le
pasó los dedos por allí y ella los apartó, riendo. «¡No seas travieso!», dijo
cubriéndose con el vestido que recogió del suelo. Petyr le dio un beso pequeño
en la nariz. «Creo que te quiero, Rashara.»
Magnífico. me ha encantado, por fín Petyr y Rashara muestran su amor/cariño. Tengo curiosidad por lo que hizo Rashara antes de llegar a Puerto Gaviota.
ResponderEliminarSigue así
Julia Stark
Bueno, una alegría en la vida de ambos. Lo de Rashara, pues... e.e
Eliminar"Creo que te quiero, Rashara"???... Nooooo.... cómo destruye ese momento con un "creo"...
ResponderEliminarCasi muero de la impresión... pero que encantador capítulo!!!..
Me voy feliz con esta lectura.
Xim a Cuerda
Jajaja, porque hasta él mismo está sorprendido de lo que siente, Ximena. Él pensaba que no amaría a nadie más que a Cat y, de repente, siente algo por otra chica :)
EliminarAy que me encanta cómo ha sido, que bonitoooooooo. Ya verás cuando se entere Lysa, a esta la mata. y más vale que le de leche de la amapola o la otra la matará embarazada jajajaja. Hala, puesta al día con la lectura y los comentarios. Gracias mi Lady ;)
ResponderEliminarCristina.
Muchas gracias comentar todos los capis :*
Eliminar<3
ResponderEliminarI don't have words. This has been amazing, and the last sentence... oh my <3
Dora
Oh, yes! Petyr loves Rashara <3
EliminarAy dios mío, me has hecho fangirlear como una loca con este capítulo, que maravilla.
ResponderEliminarEs todo precioso, simplemente. Te ha quedado muy bien, y eso que tú le tienes cierto respeto a escribir escenas sexuales xD Pero la verdad es que no sé porqué, ya que las describes estupendamente.
Voy a por el siguiente :D
El fangirleo es lo que pretendo con este fic e.e Y veo que funciona. Martin, contrátame para redimir a Petyr,jajaja.
EliminarLo de la escenita es que me parecía que pegaba. Que se lleve una alegría, leñe. Gracias por tus palabras. Creo poder decir que en mi descripción no ha tenido ninguna influencia nuestra amiga la de los fruncimientos :P
Que tierno, creo que los lectores esperábamos verlos felices, han pasado tantas cosas que ya les tocaba disfrutar de su amor, honestamente creo que es amor genuino y puro, desearía que estuvieran juntos por siempre, pero algo me dice que no será así, pero bueno, no pensaré cosas raras jeje, por ahora me fui a la ensoñación con este par de enamorados, gracias Athena.
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